Las llamas crecen y avanzan, el calor es sofocante, el naranja intenso ilumina la oscuridad de la noche, no hay para dónde correr, la adrenalina y el miedo invaden.
“Pensé que ya no iba a salir”, cuenta don Ismael y añade que junto con pobladores se organizaron para combatir ese incendio, el cual ya estaba prácticamente controlado sin embargo…